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DIANA “There is no agony like bearing an untold story inside you.” Maya Angelou Diana es una mujer de color de unos 45 años. Ha nacido en España pero sus padres emigraron desde Ghana. Es Psiquiatra y psicoterapeuta. Está casada con un hombre y tienen una relación abierta que funciona muy bien. Ella y su marido han adoptado a un hijo. Es una mujer muy inteligente, con una mente muy sofisticada, muy culta e inquieta. A nivel intelectual ella cree firmemente que la psicoterapia ayuda a construir una sociedad libre y sana donde todo el mundo tiene cabida. Su trabajo cura las heridas de los individuos y los prepara para salir al mundo y participar de él. Les ayuda a formar parte de la sociedad al tratar las taras que les confinan al extrarradio. Ha tenido que luchar mucho para llegar a donde está. Es mujer. Es negra. En España. Ha luchado contra prejuicios y vejaciones desde niña. Su carrera profesional ha estado llena de obstáculos pero su afán por no convertirse en una estadística más, la ha colocado en un lugar importante. Es un referente en la Psiquiatría y Psicología y es admirada por sus compañeros. También es odiada por otros ya que su espíritu innovador crea controversia. Desde fuera vemos a una mujer fuerte, exitosa y admirable. Pero Diana tiene un conflicto interior importante. A nivel emocional hay algo que tiñe toda su existencia. Ella ha sufrido una pérdida terrible. Su hijo pequeño de un matrimonio anterior murió. Esto destrozó su matrimonio y su vida y reconstruir esa vida es lo más difícil que ha hecho jamás. A pesar de haberlo hecho, la pérdida de su hijo es una herida que no ha logrado resolver. Ella acude a su propia terapia. Para sanar sus propias heridas y limpiar posibles conflictos o transferencia con sus pacientes. Pasará por un proceso parecido al de SAN MANUEL BUENO MÁRTIR. En vez de sostener a su comunidad espiritualmente, lo hará psicológicamente y a nivel emocional. Durante el arco de su evolución, habrá una fase donde ella cree con pasión que todas las heridas del alma tienen cura. Incluso la suya. Se entrega en cuerpo y alma a sus pacientes. Poco a poco afloran sus dudas. A pesar de sus dudas ella sigue atendiendo a sus pacientes porque parece servirles. Algunos se curan y salen a la vida. Pero hay otros para los que nada puede hacer. Ella continúa con su práctica. Siente culpa, vergüenza, por lo que siente y hace. Más adelante sus dudas serán tan grandes y ocupan tanto espacio en su interior que se creará tal conflicto dentro de ella que no tendrá más remedio que cuestionarlo todo. Todo en lo que se fundamenta su vida y su identidad. Ya no cree que todo el mundo puede curarse. Ya no cree en nada. Algunas personas están destinadas al sufrimiento extremo y la sociedad les rechazará por ello. Ella observa la dificultad de algunos de sus pacientes para vivir y siente la impotencia de no poder ayudarles. La aparición de un nuevo paciente será la gota que colma el vaso. Un niño de unos 8 años con Esquizofrenia. Aquí se encuentra con su tope. Intenta por todos los medios ayudar a este niño y a su familia pero resulta imposible. Se convierte en su obsesión. Conecta con la pérdida de su propio hijo y empieza a perder su frágil equilibrio. Su herida duele más que nunca y empieza a identificarse con los pacientes con difícil pronóstico. Empieza a sentirse como ellos, descolgada de la vida. Descolgada de una sociedad que no incluye la diversidad y el espectro infinito de la experiencia humana. Sus pacientes y su entorno siguen viendo a Diana, la mujer perfecta. Nadie intuye lo que le está pasando por dentro. Aparece la ira y el desprecio que le generan algunos de sus pacientes...va perdiendo su sentido del ser. Se empieza a parecer a sus pacientes más graves. La palabra “Transferencia” se queda corta. Su fachada de mujer perfecta, exitosa, entera y feliz se derrumba y acaba quitándose la vida. Sus pacientes comienzan una investigación para comprender qué pasó. Porque la mujer que les daba esperanza perdió la suya.

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